DELINQUIR, UN PRIVILEGIO DE CLASE

DELINQUIR, UN PRIVILEGIO DE CLASE
DELINQUIR, UN PRIVILEGIO DE CLASE

Por Raúl E. Valobra

Hay cuestiones o cosas que terminan convirtiéndose en privilegios de clase, que no siempre tienen que ver con el consumo ni con hábitos extravagantes o vicios, hablo por ejemplo del DERECHO A DELINQUIR, eso que al parecer se transformó un derecho privativo del Poder Económico.

Delinquir suele ser una conducta humana, por distintos motivos, con distintas matrices y diversos grados de delitos; aunque las tipificaciones son siempre expresadas desde el Poder, a través de la circulación de discursos en el seno de la sociedad, castigando con dureza el delito asociado a la pobreza y suavizando otros delitos, como el económico, ligado a ese Poder.

"Magnetto conduce los destinos del país, sí, Magnetto decide qué suerte correremos los argentinos, de acuerdo a sus intereses, su maldad, su conspiración en las sombras"

Es decir, todos tenemos la posibilidad de delinquir pero la Justicia, tan sádica y perversa, siempre termina condenando a los delincuentes sin apellido ni frondosas cuentas bancarias, es decir que no pertenecen a determinados círculos de poder porque la variable de ajuste de la absolución termina siendo el dinero.

Me recuerda otros tiempos, cuando el Catolicismo ocupaba el poder central en las sociedades de todo occidente, donde también existía este tipo de corrupción ligada al poder, en aquel entonces se pagaba por el perdón de los pecados, lo que se llamaba la compra de indulgencias durante el período conocido como la Edad Media.

Acaso ustedes no piensan, como yo, que Macri pagó para estar libre, a pesar de todo su nefasto prontuario, por ejemplo la causa de las cloacas en Morón; el contrabando de autopartes; la deuda del correo –en la que siendo presidente intentó autocondonarse-; las escuchas ilegales; el endeudamiento y fuga de capitales, entre tantos otros.

A saber, el poder siempre encuentra una manera elegante de eludir la cárcel y hacen que el delito se transforme en un privilegio de clase, claro, sin tener que purgar condena, porque para eso tienen a sus esbirros sentados en los distintos estamentos del Poder Judicial, que tornan ese ambiente en irrespirable, de la pestilencia que emana de su interior.

Por eso mismo, Magnetto conduce los destinos del país, sí, Magnetto decide qué suerte correremos los argentinos, de acuerdo a sus intereses, su maldad, su conspiración en las sombras, siempre en detrimento del país y su gente, con el respaldo explícito de la Corte Suprema y las distintas instancias de una justicia, corrupta y mafiosa.

Mientras el Poder Judicial esté integrado por tantos canallas deshonestos, seguiremos padeciendo una dolorosa realidad en la que el poder nos somete sin miramientos ni contemplaciones y caminaremos hacia el futuro sin esperanzas sobre las ruinas de un país hecho a la medida de los poderosos, posiblemente, si un día reaccionamos, ya sea demasiado tarde.