Los tibios de allá y los tibios de acá

Los tibios de allá y los tibios de acá

 Luego de escuchar a nuestra líder política, Cristina, cada vez estoy más convencido de su capacidad y de sus inigualables condiciones de mando, aunque esto parece anecdótico ante el coraje que despliega esta mujer cuando sale a escena, roba todas las miradas, se detienen los relojes cuando toma la palabra porque maneja los tiempos a su antojo, ella sabe que el pueblo la venera con devoción y el resto la sufre con escozor.

 Sin embargo, lejos de endulzar los oídos de sus acólitos y miembros de la tropa que comandan con Alberto, estuvo implacable con aquellos funcionarios que navegan en la ambigüedad y la tibieza –y por cierto que los hay-, "por eso le digo a todos aquellos que tengan miedo o que no se animan, por favor, vayan a buscar otro laburo”, señaló Cristina, con gesto inconmovible, sabiendo que estremecía todas las estructuras internas.

 Si alguien tiene autoridad para decirlo es ella, que ha sido perseguida, hostigada, atacada, acusada y ni siquiera así pudieron doblegar su templanza, jamás dejó de pelear contra los enemigos de pueblo: el poder económico y sus esbirros, contra ellos siempre, nunca a favor, porque esa lucha representa la matriz ideológica del Peronismo y lleva dentro el fuego que distingue a las grandes personalidades y no sabe de tibiezas ni conveniencias.

 Pero sucede que los tibios nos rodean y hasta pienso en algún momento que son mayoría en el espacio, ahora mismo, cuando esto se publique yo les aseguro que pocos, poquitos de los compañeros se detendrán a leerme o a comentar, yo no diré el porqué, acá somos todos grandes como para explicar lo evidente, asimismo, jamás escribo para la complacencia cómoda de nadie y aquellos que se sienten tocados es porque tendrán la cola sucia.

 Ellos están atentos a la trivialidad del comentario barato, a la falta constante de compromiso intelectual y combativo, son esclavos de las fotos en las que se proclaman héroes por hacer apenas aquello por lo que le pagan, emergentes de esta era de la “fotocracia”, en la que las ideas y los razonamientos subyacen a la banalidad de una imagen, con la que erigen y fundamentan el capital político que los deposita en un cargo.

 Solo que esta vez no fui yo, que hace rato lo vengo diciendo, esta vez fue Cristina, la estadista más importante del siglo XXI, la que los expuso y les marcó la cancha, a lo que me sumo, compañeras, compañeros, no me importa en qué cargo estén, si les falta coraje, si no están convencidos, si dudan, búsquense otro trabajo, tengan la dignidad de dar un paso al costado si no encarnan el ideario peronista que nos trajo hasta acá para escribir la historia.

 De todos modos puedo entender que a muchos los mandan a callar, no tienen permitido expresarse y como solo les nace la obediencia y el servilismo se llaman a silencio, ese silencio que los acusa a viva voz, que los delata, con ellos es seguro que jamás será posible la transformación que necesitamos, será a pesar de ellos, con quienes sientan en su interior que los ideales están más allá de los nombres propios y luchen por hacerlos realidad.