EL ATAJO DE LA DEMAGOGIA Y LOS HECHOS DE VIOLENCIA EN EL HCD
Por Raúl E. Valobra
Mirá si nosotros, todos los perjudicados por las políticas de Cambiemos, vamos en forma violenta a reclamarle por el desastre que hicieron gobernando. Por los tarifazos, el desempleo, la recesión, la inflación, el endeudamiento, el aumento de la pobreza.
Mirá si fuésemos cómo ellos, y decidiéramos hacer política con toda esa asquerosa manera de gobernar que tienen y que nos empujó a vivir los peores años de nuestra vida, los peores, sin temor a equivocarme.
Mirá si vamos a insultarlos e increparlos, si vamos a intentar agredirlos por todas la mentiras de las que fueron cómplices, por haber apoyado que el hospital regional no esté habilitado en toda su potencialidad, por haber acompañado el desmantelamiento de su aparatología, por el aumento criminal de los peajes y el retiro del servicio de emergencia de las empresas concesionarias.
Mirá si nosotros fuésemos en patota, a putearlos y a amenazarlos por la suspensión de los trabajadores de Cerámica Cañuelas como consecuencia de las políticas de Macri y Vidal; mirá si reclutamos a todos los discapacitados a los que le quitaron su pensión o a cada alumno que cobraba su beca para estudiar y se la eliminaron, para ir a intimidarlos públicamente.
Señores concejales de Cambiemos, la demagogia es un arma de doble filo, que como corta o hiere de un lado lo hace también del otro y auspiciar este tipo de hechos de violencia como el del miércoles en el HCD, en un año electoral y a meses de la elección, confieso que es una jugada arriesgada, es alimentar una fiera de apetito insaciable y que nadie sabe cómo controlar.
Señores concejales de Cambiemos, actúen con responsabilidad, sobre todo en temáticas que demandan recursos que “su” Nación y “su” Provincia redujeron drásticamente para condicionar de manera crítica las economías municipales, sobre todo de aquellos distritos como el de Cañuelas donde gobierna el Peronismo.
Señores concejales de Cambiemos, sean prudentes, no se plieguen a estos hechos de violencia, como parte de una campaña sucia, porque nunca se sabe cómo terminan aquellos que eligen el peor camino para solucionar los problemas propios e inherentes a la función política que cumplen ustedes en la sociedad.
Que la campaña sea con propuestas, que las decisiones las tomen quienes tienen representación y no hablan solo en nombre de sus intereses personales o sectoriales, la ciudadanía elige para vivir otro sistema, más civilizado que desprecia la violencia como método de construcción social.













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